Història de l'edifici

1. Descripción del edificio del Almacén del Mar

31/08/2011

El Almacén del mar es un símbolo de la gran actividad comercial que hubo en la ciudad entre finales del siglo XVIII y primeros del siglo XIX como a núcleo exportador del reconocido Vino de Carlón. De hecho, la calle del Cristo de la Mar acogía una gran cantidad de naves industriales dedicados al almacenamiento de este vino que después se exportaba por todo el mundo y al que se le atribuían algunas propiedades medicinales por el alto grado de alcohol que contenía ( entre un 16% y un 17%).

Se trata de un edificio de planta rectangular irregular, de aproximadamente 550 m2, con 12,5 m de ancho por 44 m de largo. Conformando una nave única con orientación noreste-suroeste, está cubierta a dos aguas y alcanza una altura máxima de 8,5 metros.

En la fachada principal a la calle Cristo del Mar, grabado en el dintel del acceso, se puede leer la inscripción de la fecha 1757, año en el que probablemente debió finalizarse la obra.

Parece ser que se trataba de un edificio destinado a almacenar productos procedentes del comercio marítimo y a lo largo de la calle Cristo del Mar existían varios edificios destinados al mismo uso.

Desde el año 2004 es de titularidad municipal, adquirido en el proceso de desarrollo de la unidad de actuación 16, fruto de la cual se construyeron los edificios circundantes y la actual plaza de acceso.

También en esa fecha se produjeron una serie de intervenciones sobre el edificio que nos ocupa que iremos explicando.

Se trataba presumiblemente de un edificio exento; prueba de ello las diferentes aberturas que existían en prácticamente todos los vanos de los muros laterales, contando con una puerta de acceso en cada uno de ellos. Todas estas aberturas se han ido tapiando a lo largo del tiempo como consecuencia de los diferentes usos que ha tenido el edificio y por la construcción de los edificios que ahora lo rodean. También se puede observar en la fachada de Cristo del Mar cómo ambas esquinas se construyeron con sillares de piedra que remarcan su condición originaria de volumen exento.

Únicamente existía una vivienda adosada a los dos primeros vanos del muro noroeste, según restos constructivos que aparecían en aquella fachada y que probablemente fueron muy posteriores al edificio ahora rehabilitado.

La principal característica de la nave es cómo la repetición de los ocho arcos transversales existentes articula el volumen interior imprimiéndole un ritmo muy interesante. Los arcos de 9,8 metros de luz y más de 7 metros de altura insertados en un muro de piedra caliza sin concertar, de 12,5 metros de ancho por 8,5 metros de alto, provocan en el visitante una agradable sensación de majestuosidad. Los arcos son de una rosca, de 55 cm de gruesa, ejecutada con ladrillo cerámico, y apoyados sobre un basamento de piedra tallada con la forma circular del arco y con una pequeña moldura en la parte alta. Este detalle revela un cuidado esmero que parece indicar el concurso de algún maestro de obras ilustrado.

A la vista de la factura paraboloide de los arcos, extraños en esa época al uso y costumbre en España, podríamos imaginar que su forma es importada de países anglosajones y ejecutada por maestros de obra extranjeros, lo cual no sería ajeno a la presencia de cónsules extranjeros en Benicarló que trataban la exportación de vino Carlón.

La cubierta se componía de viguería de rollizos de madera, sobre los que apoyaban directamente los rastreles que soportaban las tejas de canal.

Durante la ejecución de las obras de edificación de las viviendas anexas, hubo que eliminar la cubierta de los dos vanos situados más al norte, que se encontraba en tan mal estado que era probable su derrumbe accidental. Al desaparecer también el último tramo de muro fue necesario arriostrar los arcos para evitar un posible desplome.

En el momento de iniciar el proyecto de rehabilitación el edificio se encontraba pavimentado en parte con una solera de hormigón, mientras la zona del acceso se encontraba de tierra. Con una pendiente única se salvaba un desnivel 1,10 m hacia la fachada de Cristo del Mar.

También en el 2004 se procedió a reforzar los cimientos de los cuatro arcos de la parte norte, ejecutando una viga transversal de atado de los arcos, que por su situación y altura de cota ha condicionado de manera trascendental el resultado definitivo de nuestra intervención.

Por otro lado, también nos ha condicionado el resultado de la intervención el hecho de que toda la cubierta del edificio se encuentra inclinada, en cierta medida, en pendiente contraria a la del pavimento, de manera que las lineas de cumbrera y aleros no son horizontales.