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EXPOSICIONS 2024

Exposició ' B - L Ó ' de Cris Orús

Exposició ' B - L Ó '

Cris Orús

Del 8 de novembre de 2024 fins al 5 de gener de 2025.

Inauguració: Divendres, dia 8 de novembre de 2024.

Lloc: Mucbe

A partir del proper dia 8 de novembre de 2024, es podrà visitar en les sales de la segona planta del Mucbe l'exposició fotogràfica « B - L Ó », de l'artista Cristina Orús.

B - L Ó

¡Velo!

Velar, desvelar, revelar... Velar cuerpos y desvelar mercancías; velar sexos y desvelar géneros; velar la mirada y desvelar la propia limitación para ver. ¡Velo! ¿Qué es lo que vemos?

Un mismo mar y una misma luz que nos velan y desvelan a lo largo de los siglos: velan los mestizajes y las mixturas, los intercambios y las idas y venidas para desvelarnos disciplinadamente en los bordes de los deícticos: yo de aquí, tú de allí; tú no eres de aquí y yo no soy de allí.

Ese deíctico es nuestro aquí, nuestro Bló, nuestro velo. ¿Quién, cuándo y cómo se nombra ese Bló que ahora aparece históricamente velado? Ese aquí que desvela un allí lejano donde también hay mar y mercados, donde también hay cuerpos y géneros, donde los géneros también nombran de manera simultánea cuerpos y mercancías, donde también hay claroscuros, cuerpos que viven en la luz y cuerpos que viven en la sombra, espacios de luz y espacios de sombra ¿Qué me hacen ver? ¿Aquí y allí? ¿Aquí o allí?¿Qué revela una fotografía? ¿Revelar es un acto de sacar a la luz o de volver a velar en la propia imagen? ¡Velo! ¿Pero ver qué exactamente? ¿Qué puede revelar una imagen que no esté ya siempre previsto en la mirada que la observa? ¿Cómo tratar de mirar más allá de lo que creemos ver en la imagen? ¿Qué podría darse a través del juego de velar y desvelar los deícticos, los cuerpos, los sexos, los géneros, las mercancías que no hayamos previsto ya?

¡Velo!

Ester Jordana Lluch

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Corramos un tupido velo

Para aquellas de nosotras

que fuimos marcadas con el hierro del miedo

esa leve línea en el centro de nuestra frente

de cuando aprendimos a tener miedo con la leche materna

por esta arma

esta ilusión de seguridad aún por encontrar

los pies de plomo esperaban silenciarnos

Para todas nosotras

este instante y este triunfo

Nunca estuvimos hechas para sobrevivir.

AUDRE LORDE, "Letanía de supervivencia"

(fragmento), en The Black Unicorn (El unicornio negro)

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Hay diferentes explicaciones que pueden llegar a justificar el hecho de que las mujeres

se cubran con el velo. Algunas lo hacen por piedad, pues tienen la creencia de que el

Corán exige esta expresión de modestia. Otras lo hacen porque quieren ser identificadas

a primera vista como "musulmanas" y, para ellas, velarse es algo fundamental para esta

identidad. Para otras mujeres, el velo es simplemente una forma para evitar las modas

caras y las recurrentes visitas a la peluquería. Para otras, es una "sencilla" forma para

que las dejen en paz y les concede un poco más de libertad para poder moverse en un

espacio público. Un espacio público cada vez más dominado por los hombres.

En las últimas décadas, a medida que el velo se hacía más habitual en todo el mundo

árabe, se hizo notable la presión sobre las mujeres que no se velaban, y hubo más que

decidieron ponerse el velo para evitar que fueran acosadas por las calles. Muchas

mujeres se pelearon con sus familias por su derecho a velarse, mientras otras fueron

obligadas por sus familias a ponérselo. Así pues, el hecho de llevar hiyab discrepa de

ser algo sencillo. Está cargado de significados: mujer pura, mujer oprimida, mujer

conservadora, mujer fuerte, mujer liberada.

Siempre me han saltado diferentes cuestiones a la hora de pensar en el velo y porque

tienen que ser ellas las que tengan que cubrirse: ¿Por qué solo son ellas las responsables

de proteger a los hombres del deseo sexual que supuestamente ellas mismas despertaban

en ellos? ¿No pueden controlarse ellos solos? ¿Por qué, si son ellos los tentados, no se les

perseguía a ellos?

La cabeza de las mujeres, su cuerpo entero, se han convertido en la bandera de los movimientos

que demandan volver a un islam más conservador que, realmente, nadie sabe si existió. Nos en-

contramos con una forma de religión que se opone radicalmente a la libertad de pensamiento.

Va en contra de la práctica individual fundamentada en la propia conciencia.

La paradoja actual es que son ellas las que eligen -libremente- el velo. El velo de los velos, como

insignia o emblema de este islam de la era posmoderna. Promulgan por activa y por pasiva que

a ellas nadie las obliga a cubrirse, obviando, evidentemente, que las presiones sobre el cuerpo

pueden transmitirse de forma muy sutil y que el fundamentalismo islámico también entiende

de algoritmos. Ahora el adoctrinamiento se ha introducido en las revistas de moda y aparecen

en los diferentes espacios más avanzados de representación.

En su defensa nos dicen que rechazan la presión salvaje que se ejerce sobre los cuerpos de las

mujeres occidentales. En cuanto tienen la oportunidad, evocan una frase que hizo célebre a la

escritora y socióloga marroquí Fatima Mernissi: "La talla 40 es el burka de la sociedad occiden-

tal". Con eso quieren convencernos de que el velo las salva de ese gran engranaje de control y

censura que sufren los cuerpos occidentales a manos de la publicidad y de los más estrictos cá-

nones de belleza para los que el exceso de peso es delito. Esta puede llegar a ser una idea bastan-

te seductora. Podría, incluso, llegar a hacernos creer que las hijas de las familias musulmanas

logramos eludir esta clase de presión, pero es falsa. Por el simple hecho de cubrirte el pelo nun-

ca consigues dejar de estar sometida a las normas estrictas sobre tu cuerpo. Esto no te protege

de esa otra forma de someter a las mujeres por el simple hecho de llevar un trozo de tela sobre

la cabeza. No, todo lo contrario, acumulamos y duplicamos estas presiones.

Las cosas, ahora, van más allá del reclamo al derecho a ponerse en la cabeza lo que se te pueda

antojar, pues la corriente mayoritaria actual afirma que mi religión es mi propia identidad, y

que si no me ocupo de exhibirla no soy nada: llevo con orgullo el pañuelo. Cuando he tenido

la ocasión de comentar este tema con algunas mujeres de mi entorno que llevan el velo, les he

formulado diferentes preguntas que ninguna me ha podido llegar a responder: ¿por qué tienes

que ser tú, y solamente tú, la que abandere la identidad musulmana? ¿Por qué debes ocultar tu

cabello, pero tu hermano, primo o padre no debe hacerlo? ¿Por qué a ellos no se les exige exhi-

bir su identidad allí donde van? Porque ellos son hombres y tú no. Porque ellos son los mismos

que asignaron el deber de cubrirnos para poder llegar, algún día, a ser consideradas dignas.

Sou Harris

Creat per david el 04/11/2024
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