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EXPOSICIONS 2009

Exposición "Goya. Grabados: Caprichos y Desastres

Goya. Grabados: Caprichos y desastres

(Exposición Itinerante CAM)

Francisco de Goya y Lucientes

1746-1828

Goya está considerado como uno de los más grandes artistas y uno de los más geniales grabadores de todos los tiempos. Sus inicios son artesanales, al estilo de los grabadores del siglo XVIII; se limita a copiar obras de artistas famosos, como los cartones que hace sobre temas velazqueños (1768). Los primeros resultados como grabador no son espectaculares, sí al contrario podemos calificarlos de discretos. Su primer encargo es este campo es la Huida a Egipto (1771), de gran influencia italiana, adquirida sin duda alguna durante la estancia del artista en Roma.

El tratamiento que da el artista a sus primeros trabajos no puede catalogarse de original, ni mucho menos. Incluso alguna de sus realizaciones no llega a publicarse, como es el caso de una ilustración para El Quijote de Ibarra.

Nos encontramos ante un artesano grabador, muy lejos del extraordinario pintor que ya en 1771, nos deleita con los frescos de El Pilar de Zaragoza; pálido reflejo de las modernas pinturas que adornarán la ermita de San Francisco de la Florida, en Madrid.

El cambio radical en la historia del grabado español se produce a partir de 1778. Este año Goya comienza una revolución sin precedentes en el grabado, tanto en las técnicas empleadas en la realización de las planchas, como en la temática de las mismas. Apartado de formales convencionalismos nos ofrece el famoso “agarrotado”. La lámina refleja la ejecución de un hombre, con todas sus consecuencias. No hay nada agradable en lo que vemos, se nos ofrece, simplemente, la muerte de un hombre por todos. Esta idea sería el preludio de sus series de grabados posteriores, en ellos estaría presente el ser humano no idealizado, sino retratado de una forma real, con sus defectos y miserias expuestas sin piedad por el buril goyesco.

Francisco de Goya, de natural extrovertido, degustador de placeres y fiestas, sufre una gran transformación personal debido a la grave dolencia que padece en 1790 y que desembocará en una aguda sordera. Aislado del mundo, madura amargamente la gestación de “Los Caprichos” primera de sus colecciones de grabado, y la única que se editaría bajo la supervisión del propio Goya.

El resultado de esta crisis son 80 láminas totalmente innovadoras al mezclar las técnicas del aguafuerte y del aguatinta, obteniendo así unos matices inconfundibles que presidirán ya toda su producción gráfica. La serie guarda un relativo desorden en la numeración. La lámina titulada “El sueño de la razón produce monstruos” que debería figurar como portada de la colección, es sustituida por el famoso autorretrato de Goya, pasando la anterior a ocupar el número 43 de la serie.

Debido a presiones políticas y por miedo a las represalias que pudiera tomar la Inquisición, regala las planchas al Rey, como destino a la Calcografía Nacional, obteniendo a cambio una pensión económica para su hijo.

En “Los Caprichos”, el artista aragonés da una panorámica satirizante de la Corte, El Ejército y hasta de la mismísima Iglesia. Se ríe, sin tapujos y con total sinceridad, de la hipocresía, de la ignorancia y de la corrupción de las clases dominantes. La serie se completa con imágenesolanza que se señala en la serie; vemos escenas directamente relacionadas con la guerra, junto a otras producidas después de la contienda, en las que se observan los desvaríos de la reacción absolutista de Fernando VII. El pesimismo que ha prendido en los “ilustrados”, ante las desastrosas consecuencias de la invasión francesa, acompañará a Goya ya hasta su muerte. La decepción del grupo de intelectuales progresistas de la España del XIX, que habían visto en los acontecimientos del vecino país un ejemplo a seguir, es enorme.

En “Los desastres de la Guerra”, Goya expone con singular crudeza el horror venga de donde venga. No hace distinciones entre buenos y malos al uso tradicional, lo que aquí vemos es el terror, la miseria y la muerte. Goya resume en unas pocas imágenes la gran capacidad humana para el mal.

A las 80 láminas de que consta originalmente la serie, deben añadírseles dos más, cedidas por Lefort en 1870 a la Calcografía Nacional y aún podríamos considerar aconsejable cumplimentar éstas con otras tres correspondientes a “Los prisioneros” realizadas, al igual que “Los Desastres”, hacia 1818.

Creat per david el 29/09/2009
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