Convento de San Francisco

2.Construcción

10/08/2011

La construcción del Convento

El Convento de San Francisco de Benicarló estaba aislado, situado en una parcela rectangular. El Convento tenia un huerto que debía ocupar una extensión cercana a los 2000 m2. El edificio tenia una superficie aproximada de 800 m2 y la fachada principal se construyo orientada al mar, hacía el este y no responde a la fachada que vemos hoy en día, ya que fue reformada en el siglo XVIII. La organización general del edificio giraba alrededor de un pequeño claustro central, que en aquel momento solo tenia una planta. El claustro estaba construido totalmente en ladrillo revocado con mortero y cal, con simples pilares cuadrados, arcos de medio punto y algunas molduras. En la reforma del siglo XVIII es reestructuró elevándose una planta más, construyéndose las columnas. El tejado se construyo a base de bóvedas de crucería de aristas vivas, aunque en la realidad esta fue una intervención posterior que oculta un tejado con vigas de madera y bovedillas. En la zona sur se situarían, la cocina, el refectorio o comedor, los talleres, las celdas, la comunidad y fuera el huerto. Posiblemente el edificio en el su origen solo tenía dos plantas y la línea de la fachada estaba más atrás . Se creé que la línea actual de la fachada podía corresponder a algún cercado.

La iglesia, situada al norte del claustro y separada de el por un muro, originalmente no llegaba hasta la línea actual de la fachada y la capilla de la Comunión estaba abierta al arrabal. El tejado de la iglesia era más bajo y de madera, plano y solo había dos altares pequeños muy pobres en decoración.

En la Crónica del Padre Panes de 1665 , se dice sobre la iglesia y el Convento;

“ha conservado esta casa en la misma forma en que fue edificada al principio; y así en ella campea muy bien el espíritu de humildad, y pobreza, que tenían los que la plantaron. No se ve en la iglesia rastro alguno de curiosidad, ni superfluidad, pues al ser muy pequeña, sin crucero, sin colaterales, ni Capilla alguna, sino dos altares en el cuerpo de fuera, todo el tejado se enmaderó, excepto la capilla mayor, que es a la vez de poco arte. De este mismo modo es todo el Convento y ayuda a que parezca más pobre y humilde, el no haber en el ni un solo tejado, excepto el que cubre la iglesia”

En general el aspecto tanto en el origen como posteriormente en la reforma del siglo XVIII era muy sencillo, sin riquezas y muy austero, incluso la iglesia. Esta carencia de riquezas es la que justifica el constante olvido que historiadores y estudiosos del arte han tenido a lo largo de la historia respecto al edificio. Por ejemplo, Cavanillas, en sus “Observaciones”, del 1797 no hace ninguna referencia al Convento. Pascual Madoz, en el su “Diccionario”, cita textualmente “nada hay de notable respecto a las preciosidades y riquezas del citado edificio”.